El Silencio Administrativo | Esta figura se activa cuando una persona física o jurídica y no se recibe una contestación

Administrativo

El concepto de silencio administrativo surge como una figura jurídica de gran relevancia dentro del ámbito del derecho administrativo, diseñada específicamente para salvaguardar los derechos de los ciudadanos y las entidades en situaciones donde enfrentan la inactividad o la demora en las respuestas por parte de las administraciones públicas.

¿Qué es el silencio administrativo?

Esta figura se activa cuando una persona física o jurídica presenta una solicitud, instancia o recurso ante cualquier organismo público y, tras el transcurso del tiempo estipulado por la legislación sin obtener una respuesta, se considera que ha habido un "silencio" por parte de la administración.

El fundamento del silencio administrativo se asienta en la necesidad de garantizar que los procedimientos administrativos no se estanquen debido a la falta de actuación de la administración, ofreciendo así una respuesta automática que permite a los ciudadanos y entidades continuar con sus actividades o ejercer sus derechos sin demoras indebidas. Este mecanismo, sin embargo, solo es aplicable en aquellos supuestos específicamente contemplados por la ley, y requiere que se cumplan ciertos requisitos previos, como el agotamiento de los plazos legalmente previstos para la resolución administrativa y la presentación adecuada y completa de la solicitud inicial.

¿Dónde se encuentra regulado el silencio administrativo?

La regulación del silencio administrativo

Encontramos el silencio administrativo en la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, es el texto normativo que establece las bases de esta figura, indicando que, ante la ausencia de respuesta en los plazos fijados por la ley, se puede entender que ha habido una estimación o desestimación de la solicitud por parte de la administración, dependiendo del tipo de procedimiento y de las especificaciones legales.

Silencio positivo y negativo

El silencio administrativo se puede clasificar en dos tipos principales: positivo y negativo.

El silencio positivo

El silencio positivo implica que, ante la falta de una resolución expresa dentro del plazo legal, se considera que la solicitud ha sido aprobada de manera tácita, facilitando al solicitante la posibilidad de avanzar en sus pretensiones sin necesidad de una contestación explícita.

El silencio negativo

Por otro lado, el silencio negativo establece que, en similares circunstancias, la solicitud se entiende desestimada, lo cual puede obligar al interesado a buscar otras vías de recurso o solución.

Además de estos dos tipos, se reconoce el silencio administrativo inexacto o irregular, que se presenta cuando la ausencia de respuesta no conlleva una decisión implícita clara sobre la solicitud, generando un escenario de incertidumbre que puede requerir de aclaraciones adicionales o la interposición de recursos específicos por parte del solicitante.

¿Cuáles son los plazos para que se produzca silencio positivo o negativo?

Los plazos para la configuración del silencio administrativo son elementos cruciales de esta figura, estableciendo el marco temporal dentro del cual la administración debe emitir su respuesta para evitar la activación automática del silencio. En España, el plazo general para el silencio positivo es de tres meses, aunque este periodo puede variar en función del tipo de procedimiento administrativo y de las particularidades de cada caso. Asimismo, el plazo para el silencio negativo suele ser el mismo, aunque, de igual manera, puede sufrir modificaciones según la legislación aplicable y las circunstancias específicas de cada procedimiento.

Ampliación de los plazos en determinadas circunstancias

Es importante destacar que, en determinadas situaciones, estos plazos pueden ser ampliados si concurren circunstancias especiales, como la necesidad de realizar trámites complementarios, la ausencia de información suficiente para resolver o la solicitud de informes externos. En tales casos, la administración está obligada a notificar al interesado la extensión del plazo y los motivos que la justifican, asegurando así la transparencia y el derecho a la información del ciudadano.

Instrumento de protección frente a la inacción de la administración

El silencio administrativo representa, por tanto, un instrumento de protección legal para los ciudadanos y entidades frente a la inacción de la administración, asegurando que sus solicitudes y derechos no queden en un limbo jurídico por la falta de respuesta. Su conocimiento y correcta interpretación son fundamentales para la defensa de los intereses legítimos de los administrados, quienes deben estar al tanto de los plazos, requisitos, y consecuencias que derivan de esta figura para poder actuar adecuadamente en cada situación.

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